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Negociemos Don Inodoro...

  • Foto del escritor: Carlos Luro
    Carlos Luro
  • 16 mar 2023
  • 3 Min. de lectura

Por Gerardo Semenzato y Carlos Luro

«No andés cambiando de cueva, Hacé las que hace el ratón— Conserváte en el rincón En que empezó tu existencia— Vaca que cambia querencia, Se atrasa en la parición.».


La vuelta de Martín Fierro (1879) / Canto 15


Los consejos entre cínicos y ventajeros del Viejo Vizcacha -del poema gauchesco Martín Fierro- revelan una sabiduría popular no exenta de sentido común.

Pero a poco que reflexionemos sobre lo aconsejado aparecen los límites de tal postura.

¿Cómo “progresar” en el más amplio sentido del término –personal, intelectual, laboral, etc.- si simplemente nos acomodamos a las circunstancias del momento procurando obtener alguna ventaja por mínima que fuera?

La adecuación al contexto es una premisa de salvación en entornos dinámicos.

La vida empresarial con los recurrentes ejemplos (Silicon Valley Bank) de empresas y/o emprendimientos -supuestamente sumamente exitosos- con sus imprevistos y estrepitosos derrumbes es una prueba irrefutable de qué no hay fórmulas escritas en piedra que aseguren la sostenibilidad de los diversos modelos de negocios.

Si hay algo que caracteriza a las economía de hoy, es la búsqueda de nuevas iniciativas (soluciones, servicios ó productos) que puedan monetizarse a la mayor velocidad posible.


El concepto de Producto Mínimo Viable (MVP, del inglés Minimum Viable Product) es un ejemplo drástico de esa búsqueda, donde lo más importante es la velocidad en presentar y comenzar a comercializar (producto y/o servicio) que puede ser modificado a medida que se van relevando nuevos requerimientos, necesidades y solicitudes del entorno. Todo esto tanto desde el lado del oferente como desde la creciente demanda.

Pragmatismo puro.


Mientras tanto, el contexto de los negocios y las relaciones socio económicas avanzan a un ritmo cada vez más acelerado, donde estamos sumergidos en la vorágine de la inteligencia artificial, los robot de producción, la automatización, el trabajo a distancia y nuevos hábitos laborales, cambios culturales, cataclismos naturales, rupturas sociales, cisnes negros, etc. etc.

Nadie se baña dos veces en el mismo río” nos decía Heráclito, apenas 500 años antes de la era cristiana.

Y Heráclito “la tenía más que clara”. Es decir, las modificaciones y el cambio imparable son partes de la misma vida. De la realidad, desde siempre.

Las modificaciones, los cambios y los progresos siempre vienen sin aviso, y desde cualquier dirección.


Por lo que, finalmente, la única manera de no perder el rumbo en esta heterogénea y sobre estimulada realidad, es tener una simple hoja de ruta, que identifique con claridad los objetivos, metas o puntos de llegada a los que cada uno quiera arribar de la mejor manera posible.

En lo personal y en la vida empresarial. Aunque sea con algunos magullones.

Los permanentes desafíos que las empresas deben sobrellevar son inherentes a la misma realidad. No suena muy racional quejarse por lo qué es. Se pierden energías y visión.


La creación de condiciones en el tiempo presente es el basamento para las construcciones futuras.

Y cómo hacerlo, por donde comenzar?


o Reflexionar (¿a dónde quiero ir?)


Determinar hacia donde ir, resulta más simple que determinar a donde se quiere llegar. Llegar supone un final…establecer una dirección, trazar un camino, es una invitación al futuro. Estímulo y desafío para cualquiera.


o Decidir por una opción (¿cómo hacerlo?)


Imaginar alternativas, discutirlas, evaluarlas determinar recursos (humanos, capital, activos) facilita el discernimiento del punto más complejo en la gestión de negocios. ¿Qué condiciones son necesarias establecer hoy, para que todo aquello que identificamos sea posible de acuerdo a los tiempos y resultados esperados?


o Encarar con valentía (superar adversidades con perseverancia)


No existe el camino fácil ni libre de dificultades. Perseverar manteniendo la dirección elegida (que es lo opuesto a ser obcecado), permite resolver las dificultades y capitalizar el aprendizaje, tanto en la organización como en el plano personal.


o Estar atento a los cambios (no apoltronarse ni distraerse)


Tal como reflexionábamos, el cambio permanente y acelerado de los contextos, nos permitirá anticipar los cambios y ajustes necesarios que deberemos realizar, no para cambiar nuestra ruta, sino para poder sostener el rumbo elegido..!!!


…y discernir algunos consejos:


“Lo que más precisa el hombre Tener, según yo discurro, Es la memoria del burro Qué nunca olvida ande come”.


En otras palabras, no olvidar jamás, que siempre buscamos la fidelidad de los clientes (que tienen buena memoria).

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