Conocer, amar y desear
- Carlos Luro
- 25 ago 2022
- 3 Min. de lectura

por Gerardo Semenzato para Shinka Consulting
Más allá del des mérito a la “meritocracia” -impulsado más por conveniencias políticas y circunstanciales-, es un hecho incontrastable la verificación de la admiración popular a todo aquel que logra destacarse alcanzando un escalón superior en el reconocimiento social.
Hay un sendero que transitan todos, los superhéroes de los dibujitos animados, los científicos galardonados con un Premio Nobel, o el que recibe aplausos, paseando por la deslumbrante alfombra roja del espectáculo.
Un sendero que emerge por detrás; Una historia de esfuerzo, tesón, sacrificio y laburo…es decir:”transpirar la camiseta”.
Luego del aclamado triunfo del Rafa Nadal en el Open de Australia 2022, su tío y entrenador Toni, en un motivador artículo, La imprescindible escuela de la dificultad menciona: “Hacer todo lo que toca no nos garantiza el éxito; no hacerlo, casi con toda seguridad, nos garantiza el fracaso”.
(ver artículo en https://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/la-imprescindible-escuela-de-la-dificultad-CK16495986 )
Un filósofo de impronunciable nombre - Byung Chul Han- para colmo coreano y radicado en Alemania, en su ensayo La sociedad del cansancio(1) dice:
“El sujeto de la modernidad tardía al que se le exige rendimientos no desempeña ningún trabajo obligado.
Sus máximas no son la obediencia, la ley ni el cumplimiento del deber, sino la libertad y la voluntariedad.
Lo que más espera del trabajo es una ganancia en términos de placer. Tampoco actúa por mandato ajeno. Más bien se escucha sobre todo a sí mismo. Al fin y al cabo, tiene que ser empresario de sí mismo”.
La coincidencia no casual entre el entrenador de altos rendimientos deportivos y del académico de elevadas reflexiones ratifica lo que el popular fileteado colectivero exclama: “todos envidian mi éxito, mas nadie ve mi sacrificio”.
No siempre el entusiasmo de los emprendedores culmina con el reconocimiento, la trascendencia… y las envidiable billeteras de Elon, Steve o Mark, pero lo peor es no intentarlo.
La visión de ese futuro soñado es motor de crecimiento personal, entusiasmo contagioso a otros y “garra” inclaudicable para superar todo tipo de palos en la rueda y embarradas de cancha de todo tipo.
Soñar, intuir, aspirar, aún en un brumoso estado de incertidumbres, es el primer paso en el sendero, luego vendrán los avances y capturas de conocimientos, el deseo de concretar en acciones lo planificado y por último, ya cerca de la meta, realizar el amor por todo lo deseado, lo aprendido y lo vivido.
Como en toda empresa mundana la búsqueda de rentabilidad sustentable es imprescindible para no naufragar en románticas y costosas ensoñaciones.
Sin seguridades ni climas estables las empresas avanzan sólo si tienen líderes creíbles, valientes y entusiastas.
Pero, y siempre existe un pero, es parte ineludible de ese rol de líder, que no salió de un cómic de Marvel, enfrentar día a día la realidad para conectarla con su sueño.
Y es ese líder quien debe liderar equipos y personas que sean capaces de creer mas allá de lo conocido. Enfrentar el gran desafío que significa llevar a las personas mas allá de lo conocido.
¿Y porqué esto resulta tan relevante para el futuro de las empresas y negocios?
Porque por nuestra propia naturaleza, nadie desea lo que no conoce. Es algo imposible…tal como “pensar en nada”.
Porque como está escrito en los sobrecitos de azúcar: “Si de algo soy rico es de perplejidades y no de certezas”
(1) Byun- Chul Han, La sociedad del cansancio. Pensamiento Herder 2017
Curado por: Carlos Luro