El que madruga…amanece más temprano!
- Shinka Consulting
- 4 may 2019
- 3 Min. de lectura

En este artículo compartimos algunos lineamientos que permitan crear las condiciones del mañana... ¡planificando el futuro!.
Para las mentes despiertas siempre asombra la llegada de un nuevo día.
Cada día conlleva la certeza de lo que haremos y una cierta incertidumbre por lo que sucederá.
Las certezas brindan seguridad y las incertidumbres generan temores.
En la vida empresarial contar con una adecuada, racional y minuciosa planificación estratégica es la protección que permite el cumplimiento de lo acordado como propósito y razón de ser de la misma empresa.
Tanto en las vivencias del presente como en las expectativas del futuro.
Para quienes encuentran un propósito o sentido a su trabajo el tiempo no cuenta. La motivación lo impulsa.
La creatividad lo inspira.
La cultura y el clima de toda la organización se empapa de una actitud positiva que genera un clima laboral dispuesto a superar límites.
La planificación estratégica implica un ejercicio combinado de creatividad, de imaginación, soñar un más allá, elevar la mirada y otorgar propósito y sentido, orden y método, por encima de la agobiante actividad meramente reactiva que termina convirtiéndose en una pesada rutina laboral.
La planificación estratégica señala un destino y transmite una modalidad, una cultura y un modo de alcanzar ese logro.
En la evolución armónica de una organización deben combinarse, en las adecuadas dosis, el registro del pasado, el rigor para perfeccionar el presente, el sueño creativo para imaginar el futuro y los pasos secuencialmente ordenados y prefijados con una misma orientación.
La Planificación Estratégica es el proceso por el cual los directivos ordenan sus objetivos y sus acciones en una línea de tiempo.
No es un dominio exclusivo de los propietarios, directores o la alta gerencia, sino un proceso de comunicación y de determinación de decisiones en el cual intervienen todos los niveles estratégicos de la empresa.
Es una atrapante actividad interdisciplinaria, cuyo resultado es la concepción, presentación y selección, entre varios caminos alternativos, del que se considera el más adecuado para alcanzar los objetivos propuestos. Evolucionando en el tiempo sin perder la identidad.
Adaptándose a los cambios y aprovechando el impulso del contexto en beneficio propio.
De la misma manera con que un hábil judoka, con armonía y elegancia, supera a su adversario utilizando más que la propia, la fuerza del rival.
El proceso de planificación estratégica exige el cumplimiento de cuatro fases bien definidas:
La formulación de objetivos a alcanzar; Formulación que debe ser simple, elocuente y sin caer en frases grandilocuentes y vacías.
El análisis de las fortalezas y debilidades de la propia empresa; Análisis que exige sinceridad, humildad y reconocimiento sin ambages de las limitaciones.
El reconocimiento del entorno; Reconocimiento que obliga a visualizar distintas facetas del entorno y que abarcan al propio mercado, a la situación objetiva de condiciones macro socio-económicas e incluso a las tendencias vigentes en mercados más evolucionados para así concluir y desbrozar las verdaderas oportunidades y amenazas.
La formulación de diversas alternativas estratégicas; Diversas alternativas en donde los escenarios planteados deben contemplar variables positivas y optimistas y también variables negativas y pesimistas. Optimismos y pesimismos que mas que en inestables circunstancias emocionales deben están basados en la reflexión objetiva sobre hechos y datos que permiten ser proyectados.
Conclusión
La anticipación de escenarios futuros permite ir desplegando, con las políticas acordes, el desarrollo integral de toda la organización desde: las personas que la integran, la infraestructura necesaria, el equipamiento imprescindible, el capital financiero requerido y la rentabilidad aspirada.
Todos factores que garantizan la viabilidad y sustentabilidad de la empresa en un futuro medianamente previsible.
Como dice la añeja sabiduría del refrán de los navegantes” Al timonel que no tiene un rumbo establecido en el compás… no hay viento que lo favorezca”.