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- Shinka Consulting
- 27 sept 2018
- 2 Min. de lectura

Choque generacional o enriquecimiento mutuo.
En el día a día de cualquier organización o empresa suelen coincidir en simultáneo personas de diferentes edades.
Las edades implican conocimientos e interpretaciones de los hechos de la realidad diferentes, en concordancia con los años vividos. La comúnmente denominada”experiencia de vida”.
La convivencia en las empresas durante varias horas por día a lo largo de semanas y meses, sobrellevando momentos de tensión, apuros e incertidumbre implica una alta exigencia emocional; No todos están preparados para superar ciertas dificultades y pueden entonces presentarse diferentes conflictos que se agudizan con las diversas interpretaciones vinculadas a las edades disímiles.
Lo más probable es que los puntos de vistas sobre la misma situación no siempre sean coincidentes.
Para cada generación la manera de encarar los problemas y cómo resolverlos pueden ser diametralmente distintas. Por lo tanto las soluciones propuestas también.
Generalmente en los niveles de mayor jerarquía corporativa se encuentra gente ya más madura, tanto en experiencia como en edad.
Pero también es muy usual en muchas empresas que gente no tan madura y/o jóvenes ocupen roles de mayor responsabilidad…y ni hablar si además se entremezclan -y más en los emprendimientos familiares- no sólo edades sino también sexos diferentes y lazos familiares sanguíneos y/o políticos.
Un verdadero entramado, caldo de cultivo de incipientes conflictos.
Sociológicamente se separan a las generaciones en las siguientes categorías: los Tradicionalistas, cuyos miembros ya alcanzaron o superan los 70 años de edad;
los denominados Baby Boomers, nacidos inmediatamente luego del optimismo global por la finalización de la II Guerra Mundial y que todavía no terminan la década sexagenaria.
La populosa Generación X – desde los 40 a los 55-; la pujante Generación Y que orilla los 40 años y la cada vez más desconcertante, para sus mayores, Generación Z, que apenas ronda los 20.
Como es obvio concluir cada una de estas edades, tanto por las experiencias vividas, como por las no vividas, tienen ante el mismo hecho tantos juicios y posiciones como puntos de vistas y llegan a conclusiones absolutamente diferentes; generando un calidoscopio de infinitas variantes.
Con algunas coincidencias básicas en la descripción del hecho pero probablemente con criterios, conclusiones y modos de encarar acciones totalmente diferenciados.
Cada uno puede, con todo derecho, reclamar y exigir a que se considere su forma de ver la realidad. A pesar de la indudable objetividad imparcial de los hechos de la misma realidad.
Los responsables de la conducción, en cualquiera de los niveles, directores, gerentes y jefes, tienen, como la torre de control de un aeropuerto internacional con alta densidad de tránsito, considerar origen y destino, coordinar armoniosa y fluidamente las alturas y direcciones a fin de evitar choques que paralicen el funcionamiento de la terminal.
Cada generación tiene algo valioso que aportar. Cada integrante de la empresa, en cualquiera de los niveles puede sumar su punto de vista positivamente.
El líder debe prudentemente considerar los diversos criterios, unificar conceptos, alinear la visión estratégica y lograr que todos comprendan lo mismo, que se “hable” el mismo idioma y que la coincidencia en la solución de los problemas que se presenten sea consensuada, armónica y viable.
Salvando la brecha generacional y logrando positivas coincidencia en la visión.