No sólo los unicornios son exitosos...
- Carlos Luro

- 17 feb 2022
- 3 Min. de lectura
Cada uno de nosotros desempeña distintos roles en su vida.
Soy hijo, esposo, padre, tío, primo, amigo. También estudiante, graduado, profesor o jubilado.
Empleado, desempleado, nuevamente empleado, emprendedor desocupado, ocupado, miembro de alguna institución benéfica, de un club, de la asociación de defensa de las abejas o de un grupo de teatro vocacional.
La lista es casi infinita. Su único límite es lo que cada persona decide hacer de su propia vida.
Aunque no desfilemos por la alfombra roja hollywodense, ni firmemos millonarios contratos de “esponsoreo” por nuestra destreza deportiva, los papeles y roles que actuamos y jugamos van conformando (dando forma) a nuestra manera de vivir y nos permiten alcanzar el anhelado éxito.
Con la particularidad innegable de qué, a pesar de la lúgubre sentencia sobre la población en los cementerios de los “imprescindibles”, lo real es que aquello que tengo que hacer yo, nadie más que yo lo podrá hacer.
“Será lo que debes ser o no serás nada” fue la versión sanmartiniana de lo que Sócrates varios siglos antes- caminando por Atenas- ya les decía a los que tenían la paciencia de escucharlo: “conócete a ti mismo”.
Y es la esencia de los que los amigos del barrio le recomiendan- a la hora del tercer tiempo cervecero- al titubeante integrante del equipo: “hacé lo qué tenés que hacer”.
Conclusión: A pesar de la infructuosa búsqueda de vías de escape ( o quizás como consecuencia de las mismas búsquedas) nadie puede abandonar lo que es su misión en la vida. Ni dejar de pagar o de gozar de los beneficios. Son directos resultados de las decisiones tomadas.
No todos los emprendedores serán admirados cómo Steve Jobs ni todos los ejecutivos reconocidos como Jack Welch pero quien cumplió con su misión en el ámbito que le tocó en suerte, merece ser reconocido como un exitoso. Un ganador. Un ejemplo a imitar.
Cada desarrollo de una empresa y/o negocio se desenvuelve en determinado contexto, en un momento y lugar no siempre elegido, y con la simultánea influencia de innumerables factores que no pueden ser manejados voluntariamente. No hay un mundo feliz seleccionable para cada paladar.
Sin embargo es posible, si bien no dominar esos factores tratar de aprovecharlos o al menos esquivarlos…y aunque mas no sea “surfearlos”.
La capacidad de analizar los contextos, reaccionar previsora y rápidamente y fundamentalmente imaginar un futuro es lo que constituye la cama de siembra de una actividad exitosa.
El éxito por otra parte está estrechamente vinculado al sentido que cada uno le otorga y encuentra a sus iniciativas, a sus emprendimientos, empresas y/o trabajos.
Un sentido que permite superar la fatigosa tarea operativa que parecería no concluir jamás. Como aquel hámster que en la rueda gira y gira sin avanzar ni un centímetro.
Encontrar el sentido del proyecto imaginado y convertirlo en un emprendimiento concreto es encontrar el camino hacia un futuro deseable, ansiado y exitoso.
Ejemplos abundan a nuestro alrededor aunque probablemente no los advirtamos porque no tienen el marketing promocional de algunas excepciones modélicas:
Cuándo desde niño Augusto “Pirincho” Cicaré desarrolló su capacidad creativa e intuición técnica y mecánica, probablemente ya intuía que su sueño se convertiría en el futuro en el slogan de su empresa fabricante de helicópteros: Dream Believe Fly, y desde Saladillo, hoy fabrica y provee al mundo helicópteros livianos y patentes innovadoras (www.cicare.com.ar)
Asumiendo el legado de su vocación emprendedora la familia propietaria de Argensun logró, sin efectos especiales rimbombantes, que la empresa sea una de las compañías agroexportadoras más importantes del país y un referente mundial en el particular negocio del girasol confitero, su genética y de varios otros productos agropecuarios (www.argensun.com.ar).
La lista de éxitos –tanto de empresas como de empresarios- podría ocupar varios volúmenes de aquellas desaparecidas guías telefónicas.
El éxito debe medirse ponderando y sopesando lo que a cada uno le influye e importa del rol que privilegia y elige (aunque estén fuera de los focos de la fama y los escándalos).
Sería un reducido campo de análisis cercar el éxito únicamente al aspecto económico y a la pura rentabilidad a pesar de su vital importancia en la supervivencia de cada empresa o negocio.
Las consideraciones y premisas que cada emprendedor y/o empresario avala, convalida y cree de cómo lograr el éxito, es un complejo mix de preferencias personales, elección de valores, expectativas vitales e incluso acuerdos y concordancias íntimas y familiares.
Como dice el viejo refrán cada uno sabe cómo le cae el sayo o dónde le aprieta el zapato.
La misión personal que no haga yo, nada ni nadie la podrá reemplazar. En eso está el éxito: Cumplir mi misión. En la empresa y en la vida, casi, casi lo mismo.






















