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La esquiva Mnemósine y el enérgico Zeus

  • Shinka Consulting
  • 14 nov 2019
  • 3 Min. de lectura

Cuando Zeus, el máximo dios del Olimpo, logró convencer a la bella Mnemósine de la sinceridad de su declarado amor, el fruto del apasionado romance fueron las nueve musas inspiradoras que hasta el día de hoy mantienen su vigencia.

Si bien Zeus es el dios supremo de la energía, por algo quedó subyugado por la hermosa elegancia de Mnemósime, diosa de la memoria.

Zeus, en el fondo de su conciencia sabia que por más esfuerzo que pusiera no podía crear de la nada. Mnemósime le proporcionó lo que necesitaba: el recuerdo de anteriores creaciones, elemento indispensable para materializar las nuevas ocurrencias. De ahí la vigencia de las volátiles musas.

Sus atractivas hijas -las musas inspiradoras- conservan los seductores y bellos rasgos de sus progenitores.

Todos los humanos las desean pero muy pocos logran recibir sus dones. Dones de inspirada inventiva con la energía indispensable para convertir las ideas en hechos concretos.

Toda “creación” humana, en rigor, se basa en una nueva aplicación de algo existente.

Se desarrolla algo novedoso mejorando un proceso anterior; hoy se diseña un inverosímil objeto dado que ahora la evolución tecnológica industrial permite producirlo.

Surge una idea que suplanta a la anterior. Se descubren inéditas necesidades, o simples ocurrencias, basándose siempre en experiencias anteriores.

O provocadas por la frustración que genera no poder satisfacer un deseo.

La inventiva humana se recicla incesantemente pero requieren de un insumo insustituible: la memoria de lo existente, chispa de ignición para inflamar la energía necesaria para concretar mejoras, en un ciclo vital que no reconoce freno.

Todas las creaciones utilizan al menos algún elemento- sólidos objetos materiales o intangibles recuerdos- de algo existente previamente. De ahí el valor basal de la documentación y la memoria.

La creación desde la nada nunca fue permitida a los humanos. Si hasta Zeus tuvo que ganarse a la veleidosa diosa de la memoria para concretar sus ocurrencias.

El gigante alemán Siemens- uno de los líderes mundiales en ingeniería, productos y sistemas para las más variadas aplicaciones- implementó a inicios del nuevo milenio un plan de innovación abierta denominado “Si Siemens supiera lo que Siemens sabe”.

En dicho plan- entre distintas facetas- se destaca el valor de la documentación.

Documentación que servirá de musa inspiradora para las futuras innovaciones.

En las empresas la custodia del archivo y la documentación que preserva el conocimiento acumulado es primordial.

El famoso “know-how” es invalorable como parte del patrimonio y capital de una organización. Es experiencia y saber acumulado. Es trabajo incesante y reflexión sobre el propio accionar. Es la actitud que atrae a las musas inspiradoras de las nuevas mejoras que toda tarea requiere.

La experiencia de una empresa no puede concentrarse en la memoria de alguna persona. Ni aunque fuera el inventor de la mítica formula de la Coca Cola.

Va surgiendo un nuevo concepto en la cultura empresarial: la gestión del propio conocimiento; Imprescindible gestión sobre el manejo de la propia información en forma ordenada, sistémica y con un propósito definido.

Los nuevos entornos digitales proveen diversos instrumentos y la destreza en su manejo puede confundir. Instrumentos que no son fines sino simples medios, cada vez más eficientes, para preservar conocimientos que permiten ahorrar costos, acelerar procesos y reducir riesgos.

El equipo directivo debe fomentar el hábito del registro y documentación en la gestión del management.

Sólo así sabremos en el futuro porque se tomó una decisión en el pasado.

Solamente con la custodia y preservación documental se puede ir preparando las innovaciones que la sustentabilidad de la empresa exige.

Desde la renombrada biblioteca alejandrina hasta la nube digital la humanidad ha recorrido un largo itinerario dejando registrada sus singladuras”.

El término “singladura” se utiliza en la navegación para identificar el registro de lo recorrido en las pasadas horas (6/12/24hs.).Saber dónde estamos para saber a dónde iremos y se denomina “derrota” el recorrido desde un punto A hasta un punto B. En la inmensidad el agua no hay huellas para seguir. El registro y documentación de lo navegado es primordial.

Como consecuencia de no preservar el registro de sus pasados éxitos y fracasos –o bien para intentar repetirlos o para no volver a reiterarlos- las empresas pueden sufrir una “derrota” mucho más dolorosa: quiebre económico, hundimiento y desaparición.

La hermosa Mnemósime puede ayudar.

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